Machistófeles (otra novela posmoderna y pop)
Miss Shangay Lily
1ª edición en Suma de Letras, Colección Punto de Lectura,
septiembre de 2002, 239 páginas
Esta reseña no es nada fácil de enfrentar, porque no lo es el libro que nos ocupa (Machistófeles) ni tampoco el autor/autora del mismo: Miss Shangay Lily. Así, en la portada, el subtítulo recalca que se trata de "otra novela posmoderna y pop" ya que, junto a Escuela de Glamour (2000) y a una tercera de próxima aparición, conforman la Trilogía de La Huida: deconstrucción de la realidad homosexual desde una perspectiva neo-feminista:
El comienzo es desconcertante, pero no hay que abandonar la lectura. Hay que continuar adelante, porque lo que se presenta como vanguardia literaria toma cuerpo, a partir del capítulo tercero, y retoma las técnicas tradicionales del retrato contado en primera persona. Empieza a fluir y a enganchar y a proporcionar información, familiarizándote con la protagonista indiscutible de la novela que no es otra que Elena Gómez de Urquijo.
Se cuentan otras dos historias de mujeres que son parte fundamental del relato: la de su madre (Azucena Orosabal du Bouchette) y la de Marifé, (María Faustina Arreces-Rojas), una anciana clienta que la visita cada noche en el hotel en el que trabaja y que le cuenta la historia que da título al libro, basada en el mito de Fausto. Coinciden las tres en ser historias de mujeres que han intentado vivir y realizarse al margen de los hombres y del mundo creado por ellos, sin poderlo conseguir más que de manera provisional y esporádica mientras ellos se lo han consentido.
La novela me ha sorprendido. Tengo que confesarlo. Y muy gratamente. Sugiero superar todos los estereotipos que puedan tenerse respecto del autor/autora y romper los prejuicios que se puedan haber acumulado en relación con su actividad en el pasado y su imagen de reinona/diosa/divina... Miss Shangay Lily, en la actualidad, se define como escritor, bollera y feminista, y reniega de cualquier encasillamiento, consecuente con la defensa de la Diferencia y del Feminismo.
La polémica está servida. Ana Segura